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lunes, 10 de diciembre de 2012



Es hielo abrasador, es fuego helado,           
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

¡Hola a todos de nuevo!. Sobre estas líneas podéis leer la " Definición del amor" del gran poeta Francisco de Quevedo. Puesto que esta entrada tratará la temática amorosa, hemos decidio abirla con este precioso soneto, que por otra parte, es la forma poética más típica para expresar el sentimiento de amor.
Hoy os ofrecemos dos relatos maravillosos, uno del actual escritor Jorge Bucay, y otro del clásico Bennedetti.



Aquí tenéis la versión en audio del siguiente relato de Bucay:

" Cuentan que una bella princesa estaba buscando consorte (conyugue). Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos: Joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial criatura.
Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenía más riquezas que amor y perseverancia.
Cuando le llegó el momento de hablar, dijo: “Princesa, te he amado toda mi vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte,
te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor…

Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas, esa es mi dote…”
La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar. “Tendrás tu oportunidad: Si pasas la prueba, me desposarás”.
Así pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve y las noches heladas.
Sin pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su empeño, sin desfallecer un momento. De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena.
Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos.
Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona habían salido a animar al próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la princesa, el joven se levantó y sin dar explicación alguna, se alejó lentamente del lugar.
Unas semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño de la comarca lo alcanzó y le preguntó a quemarropa: ¿Qué te ocurrió? Estabas a un paso de lograr la meta.¿ Por qué te retiraste?.
Con profunda consternación y lágrimas mal disimuladas, el plebeyo contestó en voz baja: La princesa no me ahorró ni un día de sufrimiento, ni siquiera una hora. No merecía mi amor."
                         
                                                                        



¿ Os ha gusado?. Existen vaias versiones, así que aimáos a buscar una diferente :)

Ahora vais a disfrutar de uno de los relatos más hermosos de todos los tiempos, se titula " El amor es ciego", de Benndetti.



"Cuenta la leyenda que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso:
- ¿Jugamos al escondite?
La Intriga se levantó con los ojos fruncidos, y la Curiosidad sin poder contenerse preguntó:
- ¿Al escondite? ¿Y cómo es eso?
Es un juego – explicó la Locura – en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y, cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego.
El Entusiasmo se halló secundado por la Euroia. La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda, e incluso la Apatía a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participarl La Verdad prefirió no esconderse; ¿para qué? Si al final siempre le hallaban. La SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo, lo que le molestaba era que la idea no había sido suya), y La Cobardía prefirió no arriesgarse.
- Uno, dos, tres…. comenzó a contar la Locura.
La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra de el Triunfo, que con su pripio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.
La Generosidad, casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: ¿qué si un lago cirstalino? ¡ Es ideal para la Belleza!; ¿Qué si la rendija de un árbol? ¿Perfecto para la Timidez; ¿qué si el vuelo de una mariposa? ¡ Lo mejor para la Voluptuosidad!; ¿qué si una ráfaga de viento? ¡ Magnífico para la Libertad! Asíq ue terminó por ocultarse en un rayito de sol. El Egoismo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo… eso sí, sólo para él.
La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira, en realidad se escondió detrás del arco iris); y La Pasión y el Deseo en el centro de los volcanes, el Olvido …¡se me olvidó donde se escondió!… pero no es lo importante.
Cuando la Locura contaba 999999, el Amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.
- ¡Un millón! – contó la Locura y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue la Pereza, sólo a tres pasos de la piedra. Después escuchó a la Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre zoología, y a la Pasión y al Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró a la Envidia, y claro, pudo deducir donde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo; él solito salió desesperado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas.
De tanto caminar sintió sed y al acercarse al algo descubrió a la Belleza. Y con la Duda resultó más fácil todavía pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún en que lado esconderse.
Así fue encontrando a todos: el Talento entre la hierba fresca, la Angustia en una oscura cueva, la Mentira detrás del arco iris… (¡Mentira, ella estaba en el fondo del océano!), y hasta el Olvido, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite.
Pero sólo el Amor no aparecía por ningún sitio.

La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y, cuando estaba a punto de darse por vencida, divisó un rosal y las rosas… Y tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos al Amor y la Locura no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, pidió perdón, y hasta prometió ser su lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra,

El amor es ciego y la locura siempre, siempre le acompaña.




¿ Qué os ha parecido? Ahora entedemos todos por qué siempre dicen que el amor es cosa de locos, ¿ no?. O la típica frase de : " si no haces locuras es que no estás realmente enamorado".

Al fin y al cabo, el amor es algo tan universal como la locura.




Bueno, nos depedimos por hoy con otra fotografía con la que seguro que muchos os sentiréis también identificados. Esperamos que hayáis disfrutado y que comprendáis un poquito más el loco tema del amor.
¡ Hasta la próxima!








2 comentarios:

  1. Que bonito me acaba de llenar de emoción estos cuentos están muy bien seleccionados

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  2. anonimo es verdad cuento y que le amor es muy prabra

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